Estigmas laborales en la mano de un cirujano. René Agustín Flores-Franco.
He leído con gran interés el reciente artículo editorial del doctor Lifshitz1 en relación al síndrome de burnout en los trabajadores de salud del Instituto Mexicano del Seguro Social. Considero que dentro del área médica, las exigencias administrativas, por un lado, y las asistenciales, por el otro, contribuyen en forma importante a dicho síndrome. Al médico se le exige responsabilidad en el manejo del paciente y, junto con ello, ejecutar las siguientes tareas burocráticas: el cumplimiento de la norma oficial mexicana del expediente clínico, el llenado de diversos formatos tales como los de interconsultas, citas a consulta externa, solicitudes de laboratorio y gabinete, transfusión sanguínea, recetas, certificados de defunción, solicitud de estudios subrogados, programación de procedimientos, referencias y contrarreferencias, etcétera.
Tales actividades posiblemente no solo favorecen el desarrollo del síndrome de burnout sino también el distanciamiento en la relación médico-paciente, al desviar hacia otras tareas el tiempo dedicado a la atención del enfermo, dentro del cual se establecen importantes lazos que podrían contribuir en su adecuado manejo. Prueba de ello son los cambios ocupacionales que han sufrido las manos de los cirujanos (figura 1). En alguna época se distinguían en las manos del médico los efectos por la percusión indirecta o mediata al servir los dedos como plexímetros, modificaciones que únicamente eran adquiridas al estar en contacto con el paciente. En la actualidad tales hallazgos solo han sido descritos en clínicos retirados.2 Es posible que el tiempo que debe invertirse en la exploración física detallada haya sido sustituido por el dedicado a la pluma.
De cualquier forma, nuestras condiciones laborales también han cambiado y en un ambiente de demandas y cuestionamientos médico- legales, la pluma pasó a ser una de nuestras principales herramientas. Nuestros esfuerzos deberían estar encaminados hacia el fortalecimiento de la relación con el paciente y a disminuir las interrupciones que afecten una comunicación bilateral efectiva. Esto no únicamente incrementaría la satisfacción del paciente sino la del médico, 3 y disminuiría la frecuencia de presentación de síndrome de burnout.
René Agustín Flores-Franco Internista y Neumólogo Departamento de Medicina Interna Hospital General Regional 1, Unidad “Morelos” Instituto Mexicano del Seguro Social Chihuahua, Chihuahua Tel: (614) 413 3238 Correo electrónico: rflores99@prontomail.com
Figura 1. Signo del a, b, c en la mano de un cirujano de nuestra institución. En a y c se observa la hiperqueratosis secundaria al trauma repetido por el uso de las pinzas Kelly. En b, se aprecia la hiperqueratosis producida por el uso institucional de la pluma.
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